Siempre que la factura de la electricidad sube, los políticos que están en la oposición le echan la culpa al gobierno, y el gobierno independientemente de su color político le echa la culpa o bien al gobierno anterior o al oligopolio eléctrico, o a los rusos o la mayoría de las veces al mercado eléctrico. No seré yo el que le revele al lector de este artículo que cualquier político es un embustero, pero culpar al mecanismo de fijación de precios de una subida es como culpar a su coche de haber llegado tarde a una cita, ya que ni el automóvil, ni el mercado eléctrico toman ninguna decisión, son solo una herramienta. Aunque evidentemente para poder responder a la pregunta de: “¿por qué la luz es tan cara?” hay que estudiar cómo funcionan los mecanismos para la fijación de estos precios en el mercado.
Tal y como explicábamos en el anterior artículo, la cantidad de energía eléctrica que se consume en cada momento tiene que ser la misma que se está generando en ese mismo momento y para poder coordinar tanto a productores como consumidores se utiliza el mercado mayorista de la energía.
Una vez el operador de la red (Red Eléctrica de España) publica su previsión de consumo para el día siguiente, los diferentes productores emiten sus ofertas de energía para cada hora del día en las cuales ofertan la cantidad de energía que van a producir y al precio al que la van a generar. Estas se van ordenando desde la más barata a la más cara y una vez se ha llenado toda la previsión de demanda para esa determinada hora, el precio de la oferta más cara que ha entrado en la subasta, marca el precio de la electricidad. Seguidamente a todas las centrales que hayan entrado en la subasta se les paga su producción a ese precio.
Las primeras centrales en entrar siempre en la subasta son las centrales nucleares, las cuales suelen ofertar su energía a 0€, hacen esto porque en el caso de no entrar en la subasta tendrían que apagar sus reactores y por desgracia no es posible parar o arrancar una central nuclear fácilmente, así que prefieren regalar algunas veces su producción, antes que parar.
Las siguientes tecnologías en entrar en la subasta suelen ser la eólica y solar, no porque sean energías necesariamente baratas, sino porque sus costes de operación son prácticamente los mismos, produzcan o no produzcan y les es más rentable producir aunque finalmente se les pague poco por su energía, que no hacerlo.
Seguidamente lo normal es que entren el resto de centrales de carga base, las cuales tienen que planificar muy bien el precio al que ofertan su energía, puesto que ni les es sencillo modular la cantidad de energía que producen, ni les es fácil parar o arrancar constantemente. Además en el caso de la biomasa y el carbón, los costes de estas materias primas determinan en gran medida si finalmente son encendidas o no para ese día.
En penúltimo lugar estarían las centrales hidroeléctricas, estas centrales no tendrían necesariamente que ofertar su producción a un precio alto, porque pueden producir de forma rentable a precios bajos. Pero como pueden modular muy bien la energía a producir y pueden producir en cualquier momento. (Siempre que haya agua suficiente en los embalses) Se usan en teoría para tratar de cerrar la subasta cuando sea posible.
En último lugar y debido a los altos precios del gas natural, pondrían las ofertas más caras las centrales de ciclo combinado. En teoría su función es dar respaldo al sistema y solo se encenderían cuando con el resto de tecnologías no hubiera suficiente oferta para abastecer toda la demanda.
Teniendo todo esto en cuenta el precio de la electricidad lo marcaría en gran medida el coste del gas natural. Una forma de hacer una estimación del precio de la electricidad a partir del gas sería la siguiente:
Los ciclos combinados tienen un rendimiento térmico de entorno al 60%, es decir, por cada 100 MW de gas natural consumidos, se producirían 60 MW de electricidad, pero teniendo en cuenta las pérdidas energéticas en el transporte del gas natural y las pérdidas energéticas en la transformación y transporte de la electricidad, vamos a suponer un rendimiento del 50%. Además habría que sumar a esto el resto de costes fijos de las plantas y los beneficios de operación, es decir podríamos sumar un coste fijo de por ejemplo 30 €/MWh.
Entonces, una fórmula muy simple para estimar este precio en €/MWh sería la siguiente:
Precio del MW de gas natural/0,5 +30
Suponiendo un precio del gas natural de 120 €/MWh:
120/0,5+30 = 270 €/MWh
Es decir, siempre que haya una sola central de ciclo combinado en funcionamiento como poco el precio sería de 270 €/MWh. Si la demanda obliga a introducir en la subasta una mayor cantidad de estas centrales, el precio aún llegaría a ser superior.
Este mecanismo de fijación de precios se llama marginalista, es el mecanismo predominante en toda la OCDE y como toda obra humana tiene sus pros y sus contras. En el siguiente artículo desgranaremos estas ventajas e inconvenientes.
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